Su corazón latía rápidamente y su respiración era entrecortada, miró para todos lados, tomó la mochila de color gris que tenía la bomba, abrió el bolsillo exterior y procedió a guardar la pistola Glock calibre nueve milímetros. En ese preciso instante ingresa a la oficina Julia, una auxiliar de aseo, que lo mira aterrorizada. Ella retrocede y comienza a caminar rápidamente, él la sigue dando pasos más largos.
Cuando llega al final del pasillo, Julia abre la puerta para acceder a las escaleras donde se encuentra la bodega de aseo y que llevan al patio de carga, en ese instante, él le tapa la boca con una mano y con un violento movimiento le giró la cabeza, asesinándola.
Ya no había vuelta atrás, rápidamente abrió la puerta de la bodega y dejó el cuerpo sin vida de la mujer, bajó corriendo las escaleras y se dirigió hacia el patio de carga, una vez allí, se acercó al portón y deslizó suavemente la mochila por el espacio que hay entre éste y el suelo.
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CAPÍTULO I
Buenos días señor Flores – Dijeron al unísono los funcionarios de seguridad aeroportuaria.
- Buenos días – respondió Dylan Flores.
- Al parecer tendremos un día muy agotador– le comentó Luis Arnés, el jefe de seguridad, mientras pasaba el detector de metales por todo su cuerpo.
- Creo lo mismo Luis, con esta neblina difícilmente podrán aterrizar los aviones.
Dylan Flores trabaja en el Aeropuerto Atacameño que está ubicado en pleno desierto de Atacama y a 18 kilómetros de la costa. Durante el invierno el clima es bastante inestable, al punto de amanecer con un sol radiante que comienza a ser cubierto por el avance de la neblina costera llamada “Camanchaca”.
Este fenómeno de la naturaleza retardaba el aterrizaje y despegue de los aviones que tenían como origen y destino la ciudad de Santiago de Chile. Produciendo con esto un gran aumento de los pasajeros en el aeropuerto.
Luis conoció a Dylan cuando éste llegó hacía cuatro años atrás y rápidamente se hicieron amigos, compartiendo fuera de su trabajo e incorporando a sus respectivas esposas e hijos en esta amistad.
Dylan pasó el control de seguridad necesario para ingresar a la sala de embarque del aeropuerto, una zona estéril que es controlada por la Dirección Aeronáutica Nacional (DAN), realizó el chequeo de las luminarias, los micrófonos y verificó que las computadoras que están en los mesones de las compañías aéreas estuvieran operando correctamente, luego revisó que los baños se mantuvieran limpios y en condiciones para recibir a la gran cantidad de pasajeros que estarían ese día.
Finalizada esta acción, se dirigió hacia las puertas de embarque, comenzando por la puerta número uno, introdujo la llave en la cerradura, la giró y abrió la puerta deslizándola por el riel. Posteriormente hizo lo mismo para la puerta dos y tres.
-“Todo en perfecto estado”- Se dijo Dylan para sí mismo. Y abandonó la zona estéril camino a su oficina en el segundo piso de la terminal de pasajeros.
Cuando estaba a punto de llegar escuchó por los altavoces: “Su atención por favor, Fly Airlines anuncia que debido a condiciones climáticas adversas en el aeropuerto Atacameño, su vuelo uno cinco cuatro procedente de la ciudad de Santiago se encuentra demorado, estimando su arribo a las doce con treinta minutos. Muchas gracias por su atención”. “Tal cómo lo imaginé”- pensó.
Ya en su amplia oficina Dylan encendió su computadora portátil y comenzó a revisar su correo electrónico, verificó las actividades que tenía programadas para ese día y se preparó un café Latte en su nueva máquina “Dolce Gusto” que le había regalado su esposa en su reciente cumpleaños.
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El aeropuerto se encontraba a su máxima capacidad. Todos los vuelos estaban atrasados y los pasajeros deambulan en todas partes. Algunos permanecían absortos en sus teléfonos celulares en distintos lugares de la terminal de pasajeros y otros conversaban animadamente en el restaurante.
- Atento delta foxtrot, ¿me copias? – dijo Arnés a través de su radiotransmisor.
- Adelante – contestó Dylan sonriendo, ya que su amigo Luis siempre le llamaba por radio utilizando el alfabeto de deletreo para radiotelefonía, utilizado internacionalmente en radiocomunicaciones de transmisión de voz en la marina y la aviación, tanto por los servicios civiles como militares.
- Tenemos una clave alfa.
- ¡No puede ser!, justo ahora que tenemos la terminal llena de pasajeros – se lamentó Dylan.
Una clave alfa era el término usado para referirse a una maleta abandonada en el aeropuerto e indicaba el protocolo de seguridad que se debía seguir en el caso de encontrar bultos abandonados. Esto tomaba mayor importancia luego de losactos terroristas ocurridos la mañana de este jueves en el aeropuerto de Bruselas en Bélgicay de la aplicación de la alerta amarilla en todos los aeropuertos del país.
Dylan bajó rápidamente las escaleras con su radiotransmisor dando instrucciones a los guardias de seguridad para que acordonaran el lugar donde estaba la maleta abandonada y sacaran a los pasajeros que pudieran estar cercanos.Posteriormente, corrió hacia la sala de cámaras de vigilancia y comenzó a revisar los videos en el DVR a una velocidad de 16x, esta velocidad de reproducción de videos permitía ver rápidamente las imágenes grabadas. Mientras realizaba esto, Luis Arnés le indicaba por radio que sólo tenía cinco minutos para identificar al propietario de la maleta, en caso contrario, debía activar la segunda parte del protocolo que incluía: suspender los vuelos, evacuar la terminal de pasajeros y llamar rápidamente al escuadrón antibombas de Carabineros de Chile, Bomberos, Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI) y a otros estamentos gubernamentales chilenos.
Faltando sólo cincuenta segundos para activar la fase dos de la clave alfa, Dylan anuncia por radio.
- ¡Atento guardias!, el pasajero que dejó la maleta abandonada viste una chaqueta azul, pantalón gris y lleva un sombrero blanco, tiene aproximadamente 60 años y usa lentes ópticos. Caminó hacia el sector norte del aeropuerto.
En ese momento, dos guardias de seguridad corrieron hacia ese sector a toda prisa, pasando entremedio de los pasajeros que miraban asustados todo el alboroto que se había producido.
- ¡Dylan hemos encontrado al pasajero!, repito, ¡hemos encontrado al pasajero!- indicó uno de los guardias a través de la radio de comunicaciones.
- Nos comenta que salió a comprar café al sector norte y dejó la maleta accidentalmente abandonada– indicó el segundo guardia.
- ¡Atento Luis! ¿copiaste la información?- Preguntó Dylan.
- ¡Fuerte y claro delta foxtrot!, dejaremos nulo el procedimiento, gracias por tu ayuda –respondió Arnés
Un poco más relajado Dylan salió de la sala de cámaras y se encaminó hacia el micrófono ubicado en los mesones de check-in de las líneas aéreas, presionó el botón, esperó el anuncio sonoro del parlante y anunció: “Su atención por favor, se les recuerda a los pasajeros que de acuerdo a las disposiciones dictadas por la Dirección Aeronáutica Nacional está prohibido abandonar bultos o maletas en el aeropuerto, al no respetar estas normas, su vuelo puede verse afectado. Agradecemos cumplir con esta normativa a cabalidad. Muchas gracias por su atención.” Terminado el anuncio se quedó en el hall principal para ayudar a los pasajeros que recurrentemente necesitaban asistencia, sobre todo, cuando los vuelos se atrasaban.
A las doce con treinta minutos, tal cual había sido anunciado, llegó el avión de la compañía aérea Fly Airlines y posteriormente comenzaron a aterrizar los siguientes aviones.
A esta hora la neblina ya había disminuido, el aeropuerto Atacameño volvía a la normalidad y Dylan pudo continuar con sus actividades.
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A medida que avanzaba en su vehículo todo terreno por la ruta cinco, José Alcérreca podía observar el cerro llamado “La ballena” y la ciudad de Caldera. Hacía quince minutos que había aterrizado en el aeropuerto Atacameño, en una combinación aérea que lo trajo desde Francia hasta Santiago y luego hasta Caldera. Esta pequeña ciudad ubicada en el norte de Chile a las orillas del océano pacífico y fundada en 1849, se había convertido en aquella época en un importantísimo lugar debido al paso del primer ferrocarril chileno que unía a la ciudad de Copiapó y Caldera para llevar el mineral producido en las minas de plata de Chañarcillo y Tres Puntas, las cuales dieron un importante auge económico a la zona. En 1879, Caldera había servido también como centro neurálgico para el embarque y avance de las tropas chilenas que pelearon en la “Guerra del Pacífico” en contra de la Confederación Perú-Boliviana.
Hoy en día, es una zona que se considera el punto de inicio de las mejores playas en el norte de Chile, con una variedad de lugares turísticos y un sitio muy tranquilo donde José Alcérreca podía dedicar horas a la lectura y estudio del Corán.
Con una estatura de un metro sesenta y cinco centímetros, una prominente calvicie y un peso de sesenta y tres kilos, este abogado de cuarenta y cinco años se había especializado en propiedades mineras y tenía su propio estudio jurídico que le proporcionaba unos ingresos económicos bastante altos. Era un gran conocedor de la historia, sobre todo la referente a Atacama, conocía como la palma de su mano todos los sectores mineros, inclusive aquellos que no figuraban en los mapas. Además de ser un asiduo lector, era encantador y conversador. Sin embargo, nadie sospechaba que tenía un lado siniestro.
Una vez que estacionó su vehículo, ingresó a su casa donde le esperaban su único hijo y Miriam su esposa.
- Bienvenido a casa – dijo ella, mirándolo fugazmente mientras observaba la televisión y escuchaba al locutor relatar la tragedia.
“A tres días del horrible atentado ocurrido en Francia, donde un grupo de terroristas asesinaron a noventa personas y dejaron heridos a otros cuarenta y cinco asistentes al concierto del grupo de rock metálico “Anges déchus” y que posteriormente hicieron explotar sus mochilas gritando la consigna: Allahu Akbar, la policía no ha podido determinar…"
En ese momento José apagó la televisión y se dirigió hacia su esposa, saludándola con un beso en la frente.
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A las seis de la tarde Dylan terminó su turno, dejó su escritorio ordenado, apagó las luces de su oficina y se dirigió al estacionamiento, una vez allí, puso en marcha su vehículo, se acercó a la barrera de la salida norte, pasó su tarjeta identificadora por el sensor y la barrera se abrió permitiendo su salida. Avanzando por la pista principal de la calle de salida, ingresó a la ruta cinco con dirección al norte.
A los quince minutos de salir del aeropuerto ya estaba de regreso en su casa de Caldera y era recibido por su esposa
- Hola amor – le dijo Francisca, dándole un gran beso en los labios.
- Hola preciosa, ¿y Juan Pablo? – preguntó él
- En casa de su amigo Roberto – contestó ella.
Dylan sentía que la vida lo había premiado con la familia que tenía, amaba con todo su ser a su esposa e hijo y daría todo por ellos, inclusive su propia vida si fuera necesario.
Mientras ambos preparaban la mesa para la tradicional cena en familia, aparece Juan Pablo corriendo por el pasillo a lanzarse a los brazos de su padre y detrás de él su perro Rex, moviendo la cola y parado en dos patas se lanzaba encima.
Francisca y Dylan se habían conocido mientras ambos estudiaban en la Universidad de Atacama en Copiapó, ella estudiaba licenciatura en inglés y él Ingeniería Informática. A los 24 años, recién egresados los dos, decidieron unirse en matrimonio civil y desde esa época no se separaron más. Ella tiene ojos almendrados de color negro, labios delgados, su piel es trigueña y mide un metro setenta, que viene bastante bien con la estatura de Dylan que es de un metro ochenta y cinco.
Fran, como le decían sus cercanos, quedó embarazada a los meses de estar casada, pero su embarazo no fue fácil, tuvo varias complicaciones, incluso con posibilidades de pérdida del bebé que venía en camino. Afortunadamente Juan Pablo nació sano, sin embargo, su médico ginecólogo le había dicho que debido a los problemas que había tenido, era probable que no pudiera engendrar otro hijo.
- ¿cómo estuvo tu día papá? – preguntó Juan Pablo.
- En general bien hijo, algunas complicaciones menores, pero todo bien.
- ¿Y estás muy cansado papito, cómo para jugar Play Station?
- Bueno hijo, terminamos la cena y jugamos, pero sólo una hora.
- ¡Genial! – exclamó Juan Pablo.
Terminada la cena, Dylan y Juan Pablo se dirigieron a la salita de juegos que tenían en casa y disfrutaron esa hora de entretención.
Siendo las nueve de la noche con treinta minutos Dylan besó a su hijo en la frente y le indicó que ya era hora de acostarse. Juan Pablo lo abrazó fuertemente y le dijo que lo quería mucho, posteriormente fue a lavarse los dientes, ponerse su pijama para finalmente ir a la cama.
Dylan salió de la sala de juegos en dirección a su habitación, donde estaba Fran acostada sobre su estómago y viendo televisión, se acercó a ella y con una suave palmada en su nalga izquierda, le cerró un ojo mientras decía:
-Ahora nos toca jugar a nosotros.
Francisca se dio vuelta y con una sonrisa pícara, lo abrazó y presionó el botón apagar del control remoto.
Dylan se acostó encima de ella y comenzaron a besarse apasionadamente.
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Disfrutando de un lindo día soleado en la playa, Dylan, Francisca y Juan Pablo, estaban inmersos en sus propias actividades. Fran estaba mirando y riendo con un video que le habían enviado a su teléfono celular, Juan Pablo jugaba a la orilla de la playa y Dylan leía una novela de acción, tan concentrado que ni siquiera escuchó los gritos de su mujer.
De pronto, le pareció que el mundo estaba en cámara lenta y sin sonidos, miró a su izquierda y vio cómo su esposa se paraba lentamente, agitando los brazos y gesticulando, luego llevó su vista al frente y pudo ver que una ola gigante azotaba a Juan Pablo y lo llevaba al interior de la mar. Su corazón comenzó a latir rápidamente y sintió que la adrenalina lo llevaba a un nivel de estrés máximo, intentó pararse pero no pudo, cuando por fin lo logra, sintió que cada pierna pesaba cien kilos, trató de avanzar como pudo, pero ya era tarde, la mar se había tragado a su único hijo. Desesperado, gritó con todas sus fuerzas ¡JUAN PABLO!
- ¡Dylan!, ¡Dylan! , despierta amor – le gritaba Francisca, mientras lo movía con fuerza. Él lanzó un grito y despertó.
Desconcertado aún, miró a Fran y la abrazó fuerte.
- He tenido una terrible pesadilla amor – Le dijo con su voz entrecortada.
Eran las cuatro de la mañana, faltaban dos horas aún para que se levantara. Se quedó pensando un momento en la posibilidad de perder a su hijo o a su esposa y eso lo entristeció. A las siete de la mañana sonó la alarma. Dylan se levantó y se dirigió a la ducha. Mientras se bañaba recordó el sueño que tuvo y volvió a sentir ese sentimiento de tristeza. Cuarenta minutos después sacaba su vehículo para ir a trabajar y vio llegar a su vecino, que ocupaba la casa contigua a la de él como estudio jurídico.
- ¡Buen día vecino! –saludó Alcérreca.
- Buen día José, ¿has madrugado hoy? – respondió Dylan.
- ¡Sí!, he estado unos días fuera del país y tengo que poner al día el trabajo pendiente.
- Me parece bien, ¿qué harás este fin de semana José?
- Nada especial, estaremos con Miriam en casa.
- Fran preparará su famoso pollo relleno y pensamos en que tú y Miriam nos podrían acompañar a la hora de almuerzo mañana sábado.
- ¡Por supuesto que sí amigo!, yo llevaré el “Almaviva 2015” para acompañar ese exquisito almuerzo. Nos vemos mañana.
Dylan subió a su camioneta, puso la primera marcha y comenzó a avanzar por la calle Batallones de Atacama, luego dobló a la derecha por la ruta C-314, ingresó a la pequeña rotonda que tiene la ciudad y salió directo a la carretera que le llevaría hasta el aeropuerto.
Una vez que llegó a su trabajo encendió la televisión.
-“El presidente electo Sebastián Alessandri visitará la ciudad de Chañaral, afectada en mayo de este año por un segundo aluvión que destruyó gran parte de la infraestructura y las vías de conexión con otras ciudades. Después de seis meses de este evento de la naturaleza, la ciudad aún no ha sido restaurada en su totalidad y sus habitantes protestan regularmente ante las autoridades de la ciudad, incluso ante el gobierno regional ubicado en Copiapó. Ésta será su primera actividad oficial después de firmar como Presidente de la República de Chile por un período de cuatro años “- Anunciaba el periodista que estaba transmitiendo las noticias.Mientras escuchaba pensó – espero no tener turno ese día–. La visita de un presidente siempre se tornaba en una jornada caótica, sobre todo si el avión presidencial llegaba en horario de vuelos comerciales.
A las tres de la tarde Dylan salía tranquilamente de su trabajo sin haber tenido ningún sobresalto o actividad extraordinaria en su jornada laboral.
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Un tenue rayo de luz solar ingresó por la ventana y alumbró el rostro de Francisca que dormía plácidamente. Eran las diez de la mañana del sábado y Dylan se encontraba en la cocina preparando el desayuno para sus dos seres amados. A la entrada de la puerta de la cocina estaba Rex a la espera de su alimento.
Pan integral tostado, queso blanco, palta, queso Gouda, jamón acaramelado, leche y un exquisito y aromático té adornaban la mesa.
Juan Pablo fue el primero en despertar, el aroma a pan tostado le había llegado directamente a su nariz y al parecer su cerebro había reaccionado a este estímulo.
Fran sintió los labios del amor de su vida y en ese momento abrió sus hermosos ojos.
- Buenos días mi amor – dijo.
- Buenos días amada mía – le respondió Dylan – el desayuno se encuentra listo y servido a la mesa, tenemos que apurarnos porque Juan Pablo ya está arrasando con todo. Ambos lanzaron una carcajada.
Todos se sentaron a tomar el exquisito desayuno, mientras conversaban y reían con las historias de infancia que relataba Dylan.
Una vez que finalizaron esta actividad, Francisca con la ayuda de sus dos amores retiró las tazas y alimentos que no fueron comidos. Dejando todo en orden, se fueron de compras al supermercado y así abastecerse con lo necesario para el almuerzo que compartirían con sus vecinos.
- Ya tengo todo lo necesario para el almuerzo, ¿llevarás algún vino? – preguntó Fran a su marido.
- No amor, José llevará uno.
De vuelta en su hogar, comenzaron con la preparación de la “especialidad de la casa”, como solía bomear Dylan a su esposa.
A las trece horas en punto, José Alcérreca y su esposa Miriam bajaban de su vehículo e ingresaban al jardín de la casa de su amigo y vecino. Alertado por los ladridos de su perro Rex, Dylan se adelantó y abrió la puerta, recibiéndolos con un abrazo.
- Queridos amigos, pasen por favor, siéntanse cómo en su propia casa -.
- Muchas gracias - dijeron los invitados, mientras José sacaba el exquisito Cabernet Sauvignon.
Acompañándolos hasta la sala de estar, Dylan les ofreció un aperitivo y dirigiéndose hacia su pequeño bar comenzó a servir los tragos, en ese preciso momento ingresa a la sala Francisca saludando -Queridos José y Miriam, gracias por venir y acompañarnos hoy.
- Fran muchas gracias a ti por invitarnos – contestó Miriam.
- El almuerzo estará listo en treinta minutos, así que tenemos tiempo para ponernos al día Miriam – expresó Fran mientras las dos reían.
En un extremo del sillón se sentaron ambas mujeres, entretanto los hombres se acercaron a conversar al bar.
- ¿Cómo estuvo tu viaje José? – preguntó Dylan.
- Estuvo extraordinario, pude cumplir todo lo que tenía planificado para este viaje.
- ¿A qué país viajaste?
- Estuve unos días en Francia y aproveché las cercanías de los países Europeos para visitar España, lugar de donde provenían mis abuelos.
- ¿Supongo que te enteraste de los atentados terroristas en ambos países?, aún no puedo creer cómo es posible tener ideas tan radicales al punto de eliminar a otros porque no piensan igual que uno José.
- Yo creo Dylan, que todos los actos que hacemos los humanos deben ser analizados buscando sus causas. Para muchos, las invasiones, masacres, asesinatos de niños y mujeres, la destrucción de ciudades y pueblos árabes enteros por parte de los Estados Unidos y sus aliados europeos son celebrados y publicados en la prensa como grandes logros para la “democracia”, pero ¿qué sucede con aquellos que fueron reprimidos?, ¿Es legítimo defenderse o pagar con la misma moneda?.
- Viéndolo desde esa perspectiva me parece un poco más entendible, pero me inquieta pensar que usan el nombre de Alá o Dios para cometer estos atentados – objetó Dylan.
En el momento en que José le iba a responder, Miriam y Fran se acercaron.
- El almuerzo está listo muchachos, pasemos al comedor- indicó Francisca tomando del brazo a su marido.
Ya en la mesa disfrutando del rico almuerzo y sabroso vino, José explicaba a todos los que estaban reunidos la historia de Copiapó y sus alrededores, haciendo gala de sus conocimientos y buen conversador.
Tres horas después, los anfitriones acompañaban a sus invitados hasta la salida de la casa y les volvían a dar las gracias por asistir al almuerzo.
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CAPÍTULO 2
Aeropuerto Internacional Atartük. Turquía
A las once de la noche, el patio de comidas del principal aeropuerto de Turquía se encontraba a su máxima capacidad y muchos pasajeros esperaban una mesa para poder sentarse a comer. Khalid al-Mihdhar se encaminó hacia el sector de los restaurantes mientras su hermano Mohamed se dirigía al control de seguridad para ingresar a la zona de embarque.
Adem Demir, un garzón del restaurante “Ottoman” le hacía una seña a un cliente para indicarle que podía pasar al restaurante, lo llevó directamente a una mesa y posteriormente sacó su tableta para tomar el pedido.
Subiendo las escaleras lentamente, Khalid llegó al segundo piso del patio de comidas. Las manos le sudaban mientras recitaba la sura:
-"¡Quienes cambian la vida de acá por la otra combatan por Alá! , a quien, combatiendo por Alá, sea muerto o salga victorioso, le daremos una magnífica recompensa"- Entonces sacó del interior de su túnica su fusil de asalto Kaláshnikov.
Apuntó con el fusil y comenzó a disparar hacia el interior. Adem Demir recibió el primer impacto de bala en su espalda que le quitó inmediatamente la vida, posteriormente otros clientes y trabajadores comenzaron a ser acribillados por el terrorista. Simultáneamente, Mohamed saca su arma a un metro del embarque y comenzó a vaciar el cargador de su AK-47 en los cuerpos de los pasajeros y guardias del control de seguridad.
Los gritos de la gente eran ensordecidos por el ruido de los fusiles de asalto de los hermanos al-Mihdhar. Muchos pasajeros que vieron a los perpetradores del atentado y que oyeron los disparos, comenzaron a arrancar hacia el estacionamiento exterior para ponerse a salvo, pero ahí eran esperados por Abdul al-Omari, un tercer terrorista que les disparaba.
El aeropuerto era un caos total. Algunos de los guardias de seguridad que se encontraban en el sector oriente fueron alertados por radio y eran guiados desde la sala de cámaras de vigilancia hacia el lugar donde se encontraban los terroristas. Un grupo guardias se parapetó a la subida de las escaleras de los restaurantes y comenzaron a disparar en contra de Khalid, el cual giró y gritando la consigna Allahu Akbar se inmoló haciendo estallar el cinturón de explosivos que llevaba, destruyendo el restaurante y terminando inmediatamente con la vida y sueños de varias personas que murieron en el acto.
En el primer piso de la terminal de pasajeros Mohamed era herido en un hombro y una pierna, cayó al suelo y activó la bomba que tenía adosada a su cuerpo.
Abdul terminó de vaciar sus dos cargas del fúsil e inmediatamente subió a la VAN que conducía y salió a toda velocidad del estacionamiento con dirección a la autopista Çobançeşme Kavşağı. Las sirenas de las ambulancias, de la policía y de los escuadrones antiterroristas sonaban a la distancia.
El aeropuerto había quedado convertido en un campo de guerra. Cuerpos mutilados, sangre regada por todas partes, muertos y heridos por doquier. Era una imagen dantesca.
Abdul al-Omari, condujo por quince minutos y luego abandonó el vehículo que conducía y subió rápidamente a otro que lo esperaba a veinte kilómetros de donde cometió el atentado. Avanzaron mil metros y realizó una llamada al teléfono celular que estaba conectado a una bomba en el interior de la VAN, haciéndola explotar.
En la localidad de Alikahya Fatih, ubicada a cien kilómetros del aeropuerto internacional Atartük, le esperaba el último automóvil con dos ocupantes en su interior, que lo llevaría directamente a la ciudad fronteriza de Akçakale, en un viaje de mil trescientos kilómetros. Una vez allí, cruzaría fácilmente por pasos no vigilados a al-Raqqa, la ciudad norteña de Siria que es controlada por el Estado Islámico.
La televisión turca, europea y americana transmitía en vivo las consecuencias del atentado y daban la información que había cientos de muertos y heridos. Las redes sociales se llenaban de videos y comentarios de los hechos acaecidos. Los periódicos y portales informativos subían reportajes, fotografías y testimonios de los sobrevivientes de la tragedia, mientras que el gobierno convocaba a una reunión urgente a los jefes de los departamentos antiterroristas y a todos los ministros que tienen relación con la seguridad interna del país.
“Todos los accesos al aeropuerto fueron cerrados y los vuelos quedaron cancelados”- informaba un periodista de la cadena de televisión nacional turca.
A la una de la madrugada el mundo se enteraba a través de un video que mostraban las cadenas de televisión, que el Estado Islámico, también conocido como ISIS, se adjudicaba el atentado. Un miembro de los combatientes Yihadistas hablaba en esta grabación diciendo: “Este es un mensaje a los enemigos del Islam y los aliados europeos de los Estados Unidos e Israel. No les dejaremos tranquilos en ninguna parte, ni siquiera en vuestros sueños podrán descansar”.
Después de doce horas de conducción por las vías turcas, el automóvil que traía a Abdul se detuvo en la ciudad de Akçakale en donde les esperaba Majed Mashaan quien al verlos corrió hacia el automóvil diciendo: - ¡Salam! Hermanos.